Convirtiéndonos en una valla segura para el prójimo que sufre

El 4 de abril, cuando las flores de primavera estaban en plena floración, los miembros de la Fundación de Bienestar Nueva Vida, de la mano de sus hijos, que eran más brillantes que las flores de primavera, visitaron la Comunidad Uri, una institución de discapacitados ubicada en Sangdaewon, Jungwon-gu, Seongnam-si.

Los integrantes de la Comunidad Uri dieron la bienvenida a los miembros de la Fundación de Bienestar Nueva Vida, quienes llegaron con las manos llenas de comidas preparadas con esmero, dispuestos a compartir amor sincero.

Los niños de la Comunidad Uri, que casi nunca tienen contacto con la gente, se alegraron mucho de ver a los miembros como si finalmente se reunieran con su propia familia después de un largo tiempo.

Los miembros se sentaron en grupos de dos y de tres con los niños y compartieron charlas amistosas con ellos. Asimismo, los ayudaron a bañarse y comer. Todos se arremangaron para limpiar hasta el último rincón de la casa para recibir la primavera.

Los niños estaban expuestos al riesgo de accidentes automovilísticos porque la Comunidad Uri está ubicada cerca de la carretera, donde hay mucho tráfico. Aunque había un pequeño patio, no podían usarlo libremente porque aún no se había instalado la puerta principal. Al escuchar esta triste historia, los miembros de la Fundación de Bienestar Nueva Vida compraron personalmente los materiales e instalaron una hermosa puerta sin pensarlo dos veces.

La directora de la Comunidad Uri, Choi Yeong-hee, contó que su voz se hizo más fuerte para controlar a los niños, expresando su agradecimiento a los miembros de la Fundación de Bienestar Nueva Vida: “Ahora me siento aliviada porque tenemos una cerca segura”. Y añadió: “Son los primeros voluntarios que trajeron a sus hijos aquí. Gracias por traerlos y darles la oportunidad de jugar con nuestros niños”.

Después de finalizar el servicio voluntario a altas horas de la noche, los miembros decidieron convertirse en una cerca segura para el prójimo marginado que sufre, contemplando la puerta plateada que brillaba intensamente en la oscuridad.
Esperamos que los niños de la Comunidad Uri disfruten plenamente de la cálida luz del sol que ilumina sin distinción el patio, aunque sea pequeño.